Sobrellevar con la pérdida de un ser querido podría ser uno de los mayores retos que podemos enfrentar. Podemos ver la pérdida como una parte natural de la vida, pero aun así nos pueden embargar el golpe y la confusión, lo que puede dar lugar a largos períodos de tristeza y depresión.
Ciertamente, cada persona reacciona de forma diferente a la muerte y echamos mano de nuestros propios mecanismos para soportar el dolor que ésta conlleva. Las investigaciones indican que el paso del tiempo permite a la mayoría de las personas recuperarse de la pérdida si estas pueden contar con apoyo de su entorno social y mantenga hábitos saludables. Aceptar la pérdida de alguien cercano puede tomar desde meses hasta años. Pero, es importante entender que no hay una duración “normal” de duelo.
Cómo continuar con la vida
Es importante, saber que, superar la pérdida de un ser querido toma tiempo, pero las investigaciones realizadas por psicólogos y tanatólogos nos sugieren que esto puede ayudar a alcanzar un renovado sentido de propósito y dirección en la vida.
A las personas que están pasando por el duelo podrían resultarles útiles los siguientes 7 consejos para lidiar con su pérdida:
Las personas afectadas no deben contener el llanto si siente que está a punto de llorar. Tampoco debe preocuparse si escucha determinadas canciones o hacer cosas que solía hacer con su ser querido, sabemos que es un tema doloroso porque justamente trae recuerdos de la persona que perdió, sin embargo, es un tema que puede ayudar y es normal que sientas eso. Aceptar los sentimientos es una parte esencial, después de la muerte de alguien cercano, se puede experimentar todo tipo de emociones. Es normal sentir tristeza, rabia, frustración y hasta agotamiento.
La persona que ha sufrido la pérdida de un ser querido muy cercano necesita ser escuchada, no tanto como ser consolada. Quizás no necesite grandes consejos, sino más bien verbalizar sus sensaciones. Los psicólogos recuerdan que el desahogo a través de la palabra es una de las formas más efectivas para superar graves traumas. Por ello, también son muy recomendables tanto los grupos de apoyo como las sesiones particulares con profesionales que habitualmente se incluyen entre los servicios que prestan los seguros de decesos.
Ayudar a otras personas a que lidien con la pérdida, hará que también te sientas mejor. Compartir anécdotas sobre los difuntos puede ayudar a todos a lidiar con la pérdida.
Enmarcar fotos de momentos felices que vivieron juntos, ir a los lugares especiales donde la pasaban en compañía, plantar un jardín en su memoria o ir al panteón y dejarle flores, son algunas de las formas más significativas de honrar a esa persona especial. Prepara una caja o una carpeta de recuerdos con cosas de la persona que falleció.
Otra buena opción es unirte a un grupo de apoyo. Si crees que podría interesarte ir a un grupo de duelo, pregúntale a uno de tus padres, a un consejero escolar o a un líder religioso cómo hacer para encontrar uno. No tienes por qué hacer frente solo a tus sentimientos y tu dolor.
Comienza a escribir en un diario los recuerdos que tienes de la persona que perdiste y cómo te sientes desde su partida. O escribe una canción, un poema o un tributo a esa persona amada. Puedes hacerlo en privado o compartirlo con otros. Platica sobre la pérdida de tu ser querido con amigos y colegas para poder comprender qué ha sucedido y recordar a la persona de la mejor manera. Negarse que ocurrió la muerte lleva al aislamiento fácilmente y puede a la vez frustrar a las personas que forman su red de apoyo.
A algunas personas les hace bien contar la historia de su pérdida o hablar acerca de sus sentimientos. Pero a veces, una persona no tiene ganas de hablar sobre la pérdida de un ser querido y eso también es completamente normal.
Tanto si el fallecimiento ha sido repentino como si ha venido precedido de una larga enfermedad, la muerte no se asume, en general, en un instante y menos la de un ser querido y próximo. No acelerar las etapas de duelo y permitir a la persona afectada darse su tiempo para ello es básico a la hora de superar la muerte de un ser querido. No valen de nada prisas, ni agobios, según todos los estudios, el tiempo es la gran herramienta para superar este tipo de traumas.
No se trata de olvidar ni tampoco de enterar el recuerdo de la persona fallecida, no es necesario ni recomendable, según los psicólogos, para aceptar la muerte. Sin embargo, si es necesario incorporar la realidad a la vida diaria y construir con ella una nueva rutina que será más sencillo si se buscan nuevos estímulos vitales o se recuperan los que se tenían. La simple presencia de otras personas que apreciaban a tu ser querido puede ser reconfortante.
Es necesario y muy útil contar con el apoyo de un profesional para superar la muerte de un ser querido. Por ello, siempre resulta muy práctico para el entorno familiar contar con la cobertura de apoyo psicológico. De esta forma, en el momento necesario los familiares del fallecido –hijos, padres y hermanos- contarán con una ayuda profesional para superar el duelo de forma sencilla y segura, ahorrándose más problemas y sufrimientos.
Conclusiones
Ciertamente, pasar por un duelo hace que las emociones nos abrumen o que no puede superarlas, quizás hablar con un profesional de salud mental calificado como un psicólogo le podría ayudar a lidiar con sus sentimientos y recuperar el rumbo para salir adelante.
Si tomamos en cuenta que la mayoría de nosotros puede superar la pérdida y continuar con nuestras vidas, nos damos cuenta de que los seres humanos, por naturaleza, tenemos una gran capacidad de resiliencia. Pero algunas personas lidian con el duelo por más tiempo y se sienten incapaces de llevar a cabo sus actividades cotidianas. Estas personas podrían pasar por lo que se conoce como duelo complicado y les podría beneficiar la ayuda de un profesional de salud mental calificado como un psicólogo que se especialice en el duelo.
Un tema de suma importancia es considerar que lo único seguro que tenemos en esta vida es que en algún momento vamos a partir, por esto es conveniente pensar y planificar nuestra partida, para no dejarle problemas a nuestros familiares.